—He aprendido a hacer unos montajes realmente maravillosos ya le mostraré, si usted gusta de hacerme el honor, el procedimiento para realizarlos.
—Por supuesto. Pero, ¿puedo preguntarle con qué programa procede usted a montar a la gente?
—Yo a la gente la monto sin programas, pero eso es otra historia... Pues lo hago simplemente con la cámara fotográfica, ya se lo mostraré, no sea impaciente.
—¿Con la cámara fotográfica? ¿Acaso posee la habilidad de implantar marcos, cambiar el balance de color o incluso juntar varias fotos... en una?
—He de decir que no he explorado todos los rincones de tal aparato. Pero con respecto a lo de juntar varias fotos en una... Sí. Puedo hacerlo con la cámara fotográfica. Excitante, ¿no lo cree usted así?
—Lo creo así, efectivamente. Pero, espero, que no sea uno de sus vodrios y que realmente su aparato valga la pena...
—Sus grotescas palabras me han ofendido realmente, vaya que sí. Debería medir used sus palabras señorita, es usted muy vulgar. Y mi aparato vale más que la granja en la que usted vive, es más, deje que le diga una cosa, ni siquiera es una granja, ¡es un pajar!
—Pajar es donde sube usted con sus amantes como si tuviera veinte años... yo, vivo en una mansión acomodada...
—¡No se atreva a llamarme anciana! Tengo quince primaveras y soy una jovencita bien hermosa, no se deje llevar por los celos... Y tranquilicese, ya le pasare a mis pretendientes cuando quiera. Mansión acomodada, naturalmente, habra tomado usted el estiércol como almohada ya que ese olor no puede ser... natural.
—Jamás la llamé anciana, si su noción del tiempo se ha esfumado, no es mi culpa. En cuanto a lo de hermosa... si así es como quiere vivir, engañada, allá usted, no seré yo quien contradiga tales palabras... está claro que las palabras de Sir George hicieron mella en vos de exhacerbada manera... No se moleste en pasarme a sus pretendientes, la experiencia y los dos últimos años en que la observo, me dicen que no son buenos, aunque... serían tal para cual en su caso. Y mi almohada, querida, es de algodón, con funda de seda, en cuanto al olor, solo decir que cuando venís vos, el olor es inalienable de donde quiera que se aposente...
—Infamias. Solo sabe hablar para hacer daño. Lo que usted pretende es sentirse mejor infravalorandome. Alla usted. Viva feliz en su mundo de estiércol y pajares, mientras yo le observo desde mi maravilloso barco de recreo... Cuan triiste puede llegar a resultar que una persona a la que una vez llame amiga, corroída por los celos, intente sumirme en un agujero negro y profundo de depresión, desconfianza... ¡No lo permitiré! Reacciona ahora que aun tienes tiempo querida Christine, ¡sal de ese círculo de malas personas! ¡SAL!
—Eva María... sólo he de decir que del único círculo del que debo salir es el que usted creó allá por el noventa y cuatro... ese en el cual usted llamaba a su presencia a sus compañeras de clase para realizar el ritual de la Santa Muñeca... y que, le recuerdo, ¡todavía llevamos a cabo el último viernes de cada mes! Hágame caso, ¡no es bueno lo que usted hace ni a lo que usted nos obliga! Salga ahora que puede del círculo ¡y lo haremos todas con vos! Porque le está volviendo mala, ¡MALA!
—No puedo aguantar ni un segundo más ante su presencia, he de marcharme ahora que aun puedo alejarme de usted. ¿Adondé me dirijo? Hacia el cuarto de estar por supuesto, ha observar la caja de luz con diminutas personas dentro, ha ver aquello que llaman Se lo que hicistéis. Tal vez así encuentre una forma de ayudaros mi querida amiga. No os preocupéis, tarde o temprano nos reuniremos a tomar el té y todo esto quedara olvidado. He de marcharme. Disfrute usted de su día de navidad, ahora que aun puede.
—Excelente...
—Por supuesto. Pero, ¿puedo preguntarle con qué programa procede usted a montar a la gente?
—Yo a la gente la monto sin programas, pero eso es otra historia... Pues lo hago simplemente con la cámara fotográfica, ya se lo mostraré, no sea impaciente.
—¿Con la cámara fotográfica? ¿Acaso posee la habilidad de implantar marcos, cambiar el balance de color o incluso juntar varias fotos... en una?
—He de decir que no he explorado todos los rincones de tal aparato. Pero con respecto a lo de juntar varias fotos en una... Sí. Puedo hacerlo con la cámara fotográfica. Excitante, ¿no lo cree usted así?
—Lo creo así, efectivamente. Pero, espero, que no sea uno de sus vodrios y que realmente su aparato valga la pena...
—Sus grotescas palabras me han ofendido realmente, vaya que sí. Debería medir used sus palabras señorita, es usted muy vulgar. Y mi aparato vale más que la granja en la que usted vive, es más, deje que le diga una cosa, ni siquiera es una granja, ¡es un pajar!
—Pajar es donde sube usted con sus amantes como si tuviera veinte años... yo, vivo en una mansión acomodada...
—¡No se atreva a llamarme anciana! Tengo quince primaveras y soy una jovencita bien hermosa, no se deje llevar por los celos... Y tranquilicese, ya le pasare a mis pretendientes cuando quiera. Mansión acomodada, naturalmente, habra tomado usted el estiércol como almohada ya que ese olor no puede ser... natural.
—Jamás la llamé anciana, si su noción del tiempo se ha esfumado, no es mi culpa. En cuanto a lo de hermosa... si así es como quiere vivir, engañada, allá usted, no seré yo quien contradiga tales palabras... está claro que las palabras de Sir George hicieron mella en vos de exhacerbada manera... No se moleste en pasarme a sus pretendientes, la experiencia y los dos últimos años en que la observo, me dicen que no son buenos, aunque... serían tal para cual en su caso. Y mi almohada, querida, es de algodón, con funda de seda, en cuanto al olor, solo decir que cuando venís vos, el olor es inalienable de donde quiera que se aposente...
—Infamias. Solo sabe hablar para hacer daño. Lo que usted pretende es sentirse mejor infravalorandome. Alla usted. Viva feliz en su mundo de estiércol y pajares, mientras yo le observo desde mi maravilloso barco de recreo... Cuan triiste puede llegar a resultar que una persona a la que una vez llame amiga, corroída por los celos, intente sumirme en un agujero negro y profundo de depresión, desconfianza... ¡No lo permitiré! Reacciona ahora que aun tienes tiempo querida Christine, ¡sal de ese círculo de malas personas! ¡SAL!
—Eva María... sólo he de decir que del único círculo del que debo salir es el que usted creó allá por el noventa y cuatro... ese en el cual usted llamaba a su presencia a sus compañeras de clase para realizar el ritual de la Santa Muñeca... y que, le recuerdo, ¡todavía llevamos a cabo el último viernes de cada mes! Hágame caso, ¡no es bueno lo que usted hace ni a lo que usted nos obliga! Salga ahora que puede del círculo ¡y lo haremos todas con vos! Porque le está volviendo mala, ¡MALA!
—No puedo aguantar ni un segundo más ante su presencia, he de marcharme ahora que aun puedo alejarme de usted. ¿Adondé me dirijo? Hacia el cuarto de estar por supuesto, ha observar la caja de luz con diminutas personas dentro, ha ver aquello que llaman Se lo que hicistéis. Tal vez así encuentre una forma de ayudaros mi querida amiga. No os preocupéis, tarde o temprano nos reuniremos a tomar el té y todo esto quedara olvidado. He de marcharme. Disfrute usted de su día de navidad, ahora que aun puede.
—Excelente...
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